Santo Domingo. El 12 de enero de 1975 el periodista Orlando Martínez dedicó su columna “Microscopio” que publicaba en este diario al cantautor español Camilo Sesto con el título de “Otra vez Camilochet”.
Un documento crítico a la presentación del intérprete de “Si se calla el cantor” en Chile, durante la dictadura militar del general Augusto Pinochet.
Camilo se presentaría en República Dominicana y el entonces director de la Revista Ahora! y columnista de El Nacional rechazó dicha presentación.
Al concierto no asistió el público esperado por lo que muchos consideraron que los escritos de Orlando Martínez afectaron el éxito del mismo.
Días después el acucioso periodista escribió lo siguiente:
«Porque los lectores de esta columna conocen mis ideas sobre ese tema, porque sólo me produce satisfacción que quienes quiero me poden o recorten mi día libre, porque incluso necesito ese día “libre” para meditar y preparar mis artículos de la semana próxima, escribo nuevamente de Camilochet contra mi deseo.
A ese agónico que traten de mantenerlo con vida los que de una u otra forma le sacan dinero.
Sin embargo, me enteré por el cronista de farándula de EL NACIONAL que en una rueda de prensa se entregó el contrato por el cual Camilo Sesto estuvo en Chile. O mejor dicho, uno de los contratos. Un documento que por el simple hecho de significar el viaje del cantante al Chile ensangrentado debería producirle vergüenza.
Un documento donde se trata de demostrar que al artista le pagaron en metálico y no en especie que sólo quien ignora o quiere ignorar a toda costa el repudio del pueblo dominicano al militarismo fascista puede mostrar con orgullo.
Esa y otra razón que más adelante expondré me impone que aunque sea por otra vez escriba sobre Camilochet.
Lo primero
Lo primero que me pregunto es esto: ¿Y el otro contrato? El señor Manuel Sánchez, empresario español del cantante, a través de José Gómez quiso hablar conmigo por teléfono. Así se hizo, porque este pueblo dice con razón que lo cortés no quita lo valiente.
El español expuso sus criterios y yo los míos. Entre los suyos, se encuentran estos dos: Estuve en Chile cuando Allende y durante el gobierno actual. Le aseguro que ahora por lo menos cada chileno tiene un pedazo de pan. B) Una demostración del buen corazón de Camilo lo indica el hecho de que cantó gratis, en un estadio de Santiago de Chile, en un acto para recoger juguetes para los niños pobres.
Sólo en una sociedad injusta son necesarios esos actos de supuesta caridad; en Chile sólo la junta militar tiene la facultad de organizar actos de masas y sólo lo que beneficie a esos fascistas será autorizado.
¿Fue un contrato verbal el realizado entre Camilochet y Pinochet? ¿O fue escrito y no se quiere sumar desvergüenza a la desvergüenza?
Víctor Jara
Un empresario o un cantante pueden simpatizar con el fascismo y prestarse gustosos de instrumentos a lavarle la cara visitando su país y cantando gratis en un estadio. Tal vez el mismo estadio donde para cinco mil detenidos cantó Víctor Jara antes de ser asesinado.
Cuando Camilo Sesto y su gente se fue del país, se dijo que volvería este año. Ahora sale José Gómez con la historia de que él se va del país. Amenaza terrible para el destino de la patria.
Como José Gómez ha comenzado a despedirse sin saber siquiera hacia dónde va (“Posiblemente” Venezuela) y como el artista español dice que vuelve este año, ¿tenemos que entender que se trata del inicio de la propaganda para ese retorno? ¿O de un tipo de chantaje empresarial?
Vamos a ver:
1) He dicho y repito que en el fracaso absoluto del señor Sesto mi contribución fue sumamente modesta. Apenas serví para que se supiera que para este señor un cantor no es un cantor ni un obrero un obrero. “Son imágenes poéticas”, dijo de la canción “Si se calla el cantor”.
El resto, lo más importante, lo fundamental, lo definitivo, lo hizo el pueblo. Si ese infeliz fracasó estrepitosamente se debió a la alta conciencia política de quienes debían pagar para verlo, a su gran sensibilidad humana y al repudio al fascismo chileno y a todo lo que contribuya a su sostenimiento.
Fui un simple intermediario. Aunque quizás un periodista anhele tener esa capacidad inmensa, creo que nada se puede hacer si no existen condiciones creadas previamente.
Todo el mérito es del pueblo y de nadie más. Quien no lo comprenda así, cometerá en 1975 los mismos errores que en 1974.
En un avión
2) Hasta que no vea a José Gómez en un avión, no creo que se va de la República Dominicana. De otra forma, ¿para qué tanto lloriqueo? ¿Para qué tanta propaganda previa?
En una sociedad de libre empresa es positivo que en el terreno artístico existan diferentes compañías. En efecto, el número de empresarios de ese tipo ha estado creciendo en los últimos tiempos.
Ustedes saben muy bien que el espectáculo montado en el Estadio Olímpico con Fausto Rey y Sophy no fue la obra de José Gómez.
Tampoco fue su obra el ballet de la República Soviética de Kabardinka.
Y muchos menos el grandioso Encuentro Internacional de la Nueva Canción, conocida también como Siete Días con el Pueblo.
Pro-Arte ha seguido trayendo artistas de calidad y lo mismo ha pasado con el Teatro Nacional.
Con el desarrollo de la clase media, otros empresarios se irán uniendo a los ya existentes y otras instituciones a las que ya tenemos.
Si José Gómez se va del país no nos dejará en la orfandad. Los hechos así lo demuestran. Sin embargo, es preferible que este empresario permanezca en la República Dominicana.
Porque este es su país y aquí tiene derecho a vivir y a trabajar.
Porque mientras mayor sea la competencia más beneficio obtiene el público.
Porque tiene buenos contactos internacionales y ha traído buenos artistas. Un ejemplo: Joan Manuel Serrat, acerca del cual escribí dos artículos solicitando su presentación en el Teatro Nacional y a quien durante su estadía le dedicamos mucho espacio en este diario.
Periodistas mudos
Ahora bien, si con el cuentecito de que se va lo que José Gómez quiere es que los periodistas callen lo que sienten sobre tipos como Camilo Sesto: si lo que desea es que este pueblo, con tal de que no se vaya, le acepte a Camilochet, entonces va a fracasar lamentablemente. Es una lástima, porque no me gustan los fracasos de los dominicanos, pero así será.
Todo el que plantee las situaciones en esos términos a este pueblo está destinado a la derrota. La conciencia de los dominicanos ha llegado a un punto muy alto para que alguien que le diga “O tú o yo” salga adelante.
En el mundo hay muy buenos cantantes. Artistas que le cantan al amor, a la soledad o las injusticias. No importa. Si son buenos, los dominicanos van a pagar para verlos. Que los traigan.
¿Por qué ese empecinamiento en Camilochet?”